lunes, 6 de octubre de 2014

Capítulo 5: Furia en Mine Central.

La temporada 1993 del campeonato japonés de turismos pintaba muy bien para Nismo. Sería el último año en el campeonato japonés de turismos, ya que debido a un cambio en la reglamentación, el R32 no participaría en la categoría de turismos, pero sí en la de GT, donde también arrasaba. Aparte, el desarrollo del futuro R33 ya estaba en marcha y Nismo pretendía sustituir al antiguo pero eficaz R32 con el nuevo. Cuando se iba a disputar la carrera inaugural del campeonato, yo ya había terminado de diseñar unas nuevas turbinas para los turbos del RB26 que montaría el R33. Como sólo trabajaba con el motor, apenas sabía nada del resto del coche, pero los comentarios que oía no eran nada favorables al futuro Gt-R, decían que sería más pesado y peor coche.
Nismo se encargaba de dos equipos, Hasemi Motorsport y el Team Impul. El Team Impul ganaría el campeonato al final del año, con su famoso coche pintado de azul y patrocinado por Calsonic.
Recuerdo llegar al circuito de Mine, un completo desconocido para mí, repleto de público que aguantaba colas kilométricas para conseguir un autógrafo o una foto de uno de sus ídolos, incluidas las azafatas, a las que el público japonés conoce por su nombre de pila. Recuerdo que durante los entrenamientos, nuestros Skyline dominaron con mano de hierro la sesión, saliendo ambos desde la primera fila de parrilla. Al acabar la sesión se me encargó revisar los turbos, que estaban perfectos, pero decidí saber por mi propia cuenta las experiencias de los pilotos. Me comentaron que el motor iba de maravilla, potente y aprovechable. La carrera se disputó sin ningún contratiempo para nosotros, comenzando nuestro equipo de manera triunfal otra temporada.

La misma tarde de la carrera volví a casa, ya que en Nismo se seguía la regla "a competir el domingo, a trabajar el lunes". Llegué bien entrada la noche, aunque Laura me había esperado despierta, pero su gesto me preocupó.
- ¿Estás bien?
- Ahora estoy mejor, pero me dolió mucho el vientre. ¿Qué tal en el circuito?
- Bien, ya hablaremos más adelante de eso. ¿En el laboratorio has estado expuesta a algo?
- No, desde que les dije que estaba embarazada me han cambiado de sección, ahora me pusieron en cosas de papeleo y no tóxicas.
- Vamos a urgencias.
- No es necesario, ahora estoy mucho mejor, de verdad. Vayámonos a dormir y mañana estaré mejor.
Le hice caso y obedecí. El cansancio se alió a su favor y ayudó a que doblegase mi voluntad.
En Nismo me habían concedido la mañana de aquel lunes libre. Tan pronto como me levanté observé que Laura ya se había levantado. Bajé a la cocina y me encontré con Laura haciendo café y tostadas para desayunar. Desde que habíamos llegado a Japón aún no habíamos tenido tiempo ni de desayunar juntos un día de semana.
- Buenos días -dijo ella-, ¿quieres mermelada?
- No, gracias. Si me alcanzas la mantequilla te lo agradecería.
Cuando ella se acercó a mí, la cogí por la cintura y la senté sobré mis rodillas con cuidado, la rodeé con mis brazos y le dí un beso. Ella sonreía.
- Te encuentras mejor hoy ¿no?
- Sí, estoy como nueva. Nunca hablamos de esto, pero... ¿qué prefieres que sea nuestro hijo, niño o niña?
- Me da igual, la verdad.
- ¡Eso no vale! Tienes que mojarte.
- Entonces prefiero que sea niño.
- A mí gustaría que fuese una niña, pero la verdad es que me da igual, quiero que sea sano y fuerte.
- Claro, eso es lo único que importa. Laura, ¿a qué hora entras hoy?
- A las once de la mañana, me quedo a comer allí. ¿Y tu?
- A las tres de la tarde, pero comeré algo allí.
- No, te dejo cualquier cosa preparada y comes en casa con tiempo.
Tan pronto como dijo esa frase, las tostadas saltaron del tostador como si fuesen dos misiles tierra-aire. Laura hizo alarde de reflejos y las cogió de un salto, desembarazándose de mis brazos con una facilidad pasmosa.
Cuando ella salió para trabajar me metí un rato en el garaje. Miré a mi Skyline y se me empezaban a ocurrir miles de ideas sobre como mejorarlo. Lo primero sería diseñar un capó con unas aberturas nuevas para mejorar la refrigeración y que el capó fuese de fibra de carbono. Decidí que de camino al trabajo pararía en un kiosco a comprar un catálogo de piezas para R32.
Aunque llevaba meses en aquella casa, casi no conocía a mis vecinos, sabía que el vecino de al lado se llamaba Kazuma y estaba casado. Eran un matrimonio de nuestra edad. La Prefectura de Saitama era enorme. Decidí salir a dar un breve paseo por el barrio, cuando al pasar por delante de la casa de Kazuma, él salió por la ventana invitándome a pasar. No decliné su invitación, pero al entrar allí me sorprendió lo que vi.
En su garaje había un impresionante Lotus Europa rojo con un paquete aerodinámico increíble. Kazuma me dijo que su motor era el de un Mazda Rx7 turbo, preparado por Re-Amemiya un especialista en motores rotativos. Pero lo que más me sorprendió fue ver las pegatinas del Mid Night Club. En aquel momento temía que algún día tuviese que destrozar el coche de mi vecino, pero enseguida me dijo algo que me sorprendió.
- Kenji y tu estuvisteis soberbios en la última batalla. No te preocupes por nuestra relación, sabes cuales son las normas del club y yo también. Es una especie de Bushido al que somos fieles hasta la muerte. Los Mid Night somos la banda más poderosa de todo Japón, la Wangan es nuestra, nadie nos ha batido. Deberías potenciar un poco tu coche, te aconsejo que compres una revista que se llama Option y un catálogo de piezas, te serán muy útiles. Así serás el más rápido, Gaikoku no Akuma.
Salí de su casa y fui a comer. Recogí lo más rápido que pude y limpié un poco la casa antes de salir al trabajo. Ya hacía días que no iba con mi Skyline, las líneas de metro tenían una buena combinación y a esa hora de la tarde no había que sufrir las aglomeraciones de la mañana o última hora de la tarde. Al llegar a la estación compré un catálogo de piezas de R32 (que parecía una Biblia de gordo que era) y una revista Option.
Al final de aquella semana ya tenía hecha una lista con todas las piezas necesarias para modificar mi R32, aunque lo haría en fases,la primera sería construir un chasis más rígido y ligero. Había hablado con los de Nismo y los había convencido para hacer aquel trabajo con la finalidad de probar en mi propio coche algunas mejoras futuras que se hicieran en los motores.
El viernes, al leer el periódico, supe que aquella madrugada se disputaría una nueva batalla.

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