lunes, 15 de diciembre de 2014

Capítulo 16: Toshi vs Devil.

El año 1995 no empezó con buen pie. Laura estaba muy inestable emocionalmente y yo cada vez me desesperaba más en mi trabajo. Naide en Nismo veía que el R33 GT/LM no era un coche ganador. Recuerdo que poco después de comenzar la temporada, cerca de abril, tuvimos una reunión de trabajo.
- Debemos mejorar la competitividad del R33, ¿qué proponen? -dijo el jefe-.
- Su retirada de la competición y el desarrollo de un nuevo modelo de motor central -contesté-.
- No sea tan drástico. En principio, empecemos a trabajar en mejorar el modelo existente de cara a esta temporada y la siguiente. El nuevo prototipo de motor central podría debutar en 1997.
En ese momento me levanté de la sala haciendo aspavientos y jurando en arameo ante aquella situación. Me habían metido en dos proyectos de desarrollo, uno de ellos abocado al fracaso.
Al llegar a casa, la situación no era mejor. Laura estaba llorando cuando llegué, intenté tranquilizarla abrazándola. Después de mucho rato, ella empezó a sentirse mejor. Ella seguía al pie de la letra la medicación, pero debido a que no era muy agresiva, no podía evitar que ella tuviese esas recaídas. Mi válvula de escape, el garaje, en una situación así estaba vetada. Aprovechaba los momentos en que ella estaba mejor para hacer ligeros retoques en mi R32. Todavía no había instalado la suspensión del prototipo ni los frenos.
Los fines de semana en los que no había batalla los pasaba en casa, con Laura, viendo películas o simplemente estando con ella. Recuperé una de mis aficiones, tocar la guitarra eléctrica. Por navidades, Laura me regaló una. El fin de semana siguiente a la reunión, recuerdo que estaba tocando en el salón, con un amplificador comprado en una tienda de segunda mano. Laura llegó al salón, se detuvo y se apoyó en el marco de la puerta con su hombro izquierdo. Recuerdo que tocaba el riff de "Hotel California". La miré y ella sonreía, veía un brillo de emoción en sus ojos. Sin haberme dado cuenta, estaba tocando una de sus canciones favoritas.


Yo seguí tocando, ella se acercó y se sentó en el sofá, a mi lado. Cuando acabé de tocar, apagué la guitarra y el amplificador. Ella seguía sonriendo.
- ¿Te ha gustado?
- Sí, esa canción me encanta. Hacía siglos que no tocabas. Me parece que la última vez que te vi tocar era en el colegio mayor, con aquel grupo en el que tocabas.
Podía ser cierto, en aquella época tocaba en un grupo tributo a AC/DC, nos llamábamos "TNT", en el cual yo imitaba a Angus Young con una Gibson SG como la suya, moviéndome como un gato epiléptico y dando un espectáculo, digamos, lamentable. Aunque la guitarra que me había regalado Laura era muy buena, mi SG era especial, la añoraba, pero por motivos obvios, era mejor dejarla en casa de mis padres y no traerla hasta Japón.
- Laura, ¿cómo recuerdas tus años en el colegio mayor?
- El primero, horrible hasta que te conocí a tí.
- No lo sabía.
- El mes de novatadas fue muy cruel. Conmigo y con Paula se cebaron. El primer día nos hicieron dormir en el balcón en bragas y sujetador. Recuerdo que otro día, en el comedor, dos chicas veteranas nos tiraron la comida al suelo. La peor de todas fue cuando me sacaron de la habitación dos chicos, por la fuerza, me llevaban a rastro hacia las duchas, querían darme una ducha de agua fría, entonces un chico salió de su habitación, también era un novato, pero empezó a decir que me dejaran en el suelo. Los amenazó, me dejaron allí tirada y aproveché para escapar, lo único que vi fue que aquel chico que quería defenderme se estaba peleando con dos veteranos, y que aquel año no volvieron a hacer ninguna novatada más. Cuando se acabó el primer mes, respiré tranquila. Lo único delo que me arrepiento fue de no fijarme en quien era el chico, me gustaría darle las gracias.
- Yo lo conocía.
- ¡Ah, sí! ¿Quién era? Tenía la habitación cerca de la tuya...
- Era yo.
- ¡Oh! Imposible.
- Sí, era yo. Ya te había visto antes, pero aquel día me dolió mucho ver aquello, por eso te defendí. No hablé contigo hasta que os llevé a dar una vuelta en mi coche. Si no llegas a hablarme aquella noche, me hubiera costado mucho dar el paso a mí.
- Vaya, ni idea...
Ella aún seguía sorprendida. Al hablar de aquella noche, no podía evitar recordar aquella escena. Un grito desgarrador de mujer rompía el silencio de los pasillos del colegio mayor. Al salir a mirar, veía como dos tipos llevaban a rastras a una chica que no dejaba de chillar suplicando que la dejasen en paz ni de patalear.Me hervía tanto la sangre oír a aquella chica indefensa que decidí ayudarla. Recordé mis lecciones de Karate y pude defenderla. Pensé que la iban a violar.
Laura me abrazó, parecía más contenta.
- No sabía que antes del día en que nos llevaste a dar una vuelta ya me conocías. Hubiese jurado que era la primera vez que te había visto.
- No sé qué me pasaba cuando te te veía, pero me retraía mucho. Pocos días después de que intentarán darte la ducha fría, intenté hablar contigo en el comedor, pero me parecías tan inalcanzable que me ponía nervioso y decidía pasar de todo.
- ¿Ya te gustaba de aquella?
- Sí, mucho.
- Vaya, te hice sufrir un poquito, ¿eh?
- Sí, pero valió la pena.
Ella me miraba sonriente, su mirada parecía recuperar el brillo que siempre marcó su mirada.
Aquella noche, antes de quedarnos dormidos, Laura volvió a hablarme.
- ¿Sabes una cosa? Antes de ti, yo no había estado nunca con ningún chico.
- Para mí también fuiste la primera, debería llamarte Eva...
- Fue una noche tan bonita... Ahora siento que estoy en deuda contigo, estoy haciéndote vivir una pesadilla.
- No, creo que el que no está dando la talla soy yo, no debería dedicarle tanto tiempo a mis aficiones y centrarme algo más en ti.
- Entiendo que muchas veces soy insoportable y que te dediques a arreglar tu coche como vía de escape, igual que quedes con tus amigos los viernes a medianoche. No debes aparcar tu vida por mi culpa.
En ese momento una sensación de vergüenza ajena empezó a adueñarse de mí, estuve tentado a decirle en que consistían esas reuniones los viernes a medianoche.
A la semana siguiente, tuve una de "esas reuniones a medianoche". Llegamos todos los miembros casi al mismo tiempo. Tenía una extraña sensación, no estaba cómodo. Al llegar fui a saludar a Toshi, pero me contestó de malas formas. Exploté.
- Estoy harto de que me trates así sólo por no ser japonés.
- Ya ves, para ganarte mi respeto no sólo llega con ser rápido. Al resto de miembros les pasa lo mismo.
- Eso no es verdad -dijeron varios de ellos, pero sólo diferencie las voces de Kenji, Hiro, Masao y Kazuma-.
- Toshi, no te pongas así -terció Smokey-.
- Es cierto, no es tan rápido.
- Toshi, te reto, una batalla, tu y yo.
- Acepto.
Ambos subimos a nuestros coches y arrancamos, Toshi me gritó desde la ventanilla el recorrido, ida y vuelta, era un bucle de la Wangan. Aceleré y salí disparado, en todo momento estuve por delante de Toshi. Pero mis peores augurios se cumplieron, tan pronto como acabó la batalla el motor se colapsó. Un nube de humo blanco y un charco de agua lo delataban.
Toshi se acercó a mí.
- Me has dado una lección. Por favor, perdóname.
- Todo olvidado. ¿Amigos?
- Claro que sí -dijo sonriendo-. ¿Es la primera rotura?
- Sí.
- Yo ya he fundido tres motores, es algo natural.
- Da lo mismo.
- ¿Quieres que te acerque a una parada de taxis?
- Te lo agradezco. Primero llamaré a la grúa.
La grúa apareció al cabo de una media hora, el conductor me acercó a casa. Al llegar, Laura vio la grúa y bajó preocupada.
- ¿Otro accidente?
- No, ha sido una avería.
- Menos mal.
Para el lunes siguiente había dado orden en Nismo de que recogiesen mi coche. Encargué un paquete denominado Sport Resetting GT, en el que aligerarían un poco más el coche usando más piezas de carbono, mejorarían su aerodinámica e instalarían un capó delantero de fibra de carbono con tomas de aire más generosas. Al motor le instalaría una nueva electrónica más moderna, un sistema de refrigeración, intercooler y turbos del R33 GT/LM. Lo pintaría de blanco, una pintura algo más ligera que el negro.
Tardaron unos dos meses en tenerlo listo. En ese tiempo devoré muchos vídeos de Best Motoring o Hot Version, en los cuales probaban muchos de mis futuros rivales en batallas. Uno de ellos era un R32, conocido como Blue Devil, cuyo propietario deseaba retar al Mid Night Club, en especial a mí.


Me sabía de memoria sus datos técnicos, pero no lo temía. Sobre todo desde el día en que me entregaron mi R32. Lo probaron en un banco para medir su potencia máxima. Cuando el mecánico salió con la hoja de papel que contenía las curvas de potencia, no podía ser más feliz.
- Su coche entrega una potencia máxima de 825 caballos a 8500 rpm. El par está cercano a 80 kgm a algo más 10000 rpm. Los diferenciales han sido mejorados también. Las llantas son más anchas que las originales.
Al llegar a casa instalé todo el sistema de frenado y suspensión del R33 GT/LM. Miré a su alerón trasero, con un añadido curvo al estilo del alerón del M3 e30 del DTM, eso aumentaría su agarre.
Estaba preparado para todo. Mi R32 ahora sería imbatible, ni siquiera Hiro o su Z podrían hacerme sombra

martes, 9 de diciembre de 2014

Capítulo 15: La batalla más esperada.

Por fin había llegado el momento de conocer a uno de los hashiriya más famosos de Japón. Ahí estaba, el Kuroi Inazuma estaba repostando su coche en la estación de servicio. De pronto un grupo de personas se acercó a mí.
- Somos de la revista Option, hemos venido a cubrir esta batalla. ¿Va a aceptar el reto propuesto por Kuroi Inazuma?
- Claro que sí -dije-, los Mid Night Club no tememos absolutamente a nadie.
El periodista me miró con confusión. Otro de los periodistas allí presentes se afanaba en sacar fotos de mi R32. Toshi y los demás se acercaron a mí. Mi mirada se centró en aquel impresionante Porsche, parecía recién sacado de un circuito, pintado de negro, parecía confundirse con las sombras y la oscuridad de la noche.


Me parecía impresionante. Su conductor se bajó, sería un hombre de unos cuarenta años. Toshi se apresuró a hablar.
- La batalla consistirá en llegar a la última cabina de peaje antes del área de servicio en primer lugar.
- Vale -constestó Kuroi Inazuma-. ¿Quién es Devil?
- Yo -contesté haciendo una reverencia-.
- Un placer conocerte -dijo antes de hacer otra reverencia-. Tenía muchas ganas de conocerte.
- Lo mismo digo.
- Será la segunda derrota de los Mid Night, sólo que yo no quiero ser miembro.
- Estás muy seguro de tu victoria...
- Tanto que apuesto mi coche a que no me vencerás.
En ese momento me di cuenta de que los periodistas nos estaban rodeando. Pude oír un "oh" de sorpresa entre los presentes que hizo que mi sangre hirviese y me creciese ante aquel auditorio. Dibujé una sonrisa y en tono fuerte hice mi réplica.
- Muy bien, hay muchos testigos que lo han oído. Acepto el desafío.
En ese momento, Toshi se interpuso entre los dos estaba muy enfadado.
- Devil no es un veterano como nosotros, rétanos a Masao o a mí.
- No me interesa una batalla contra nosotros, sí contra Devil. ¡Empecemos!
En ese momento todos los periodistas se pusieron en marcha. Masao se acercó a mí.
- Mucha suerte.
- Gracias.
Toshi apenas me miraba, Hiro y Kenji me hacían señas con sus pulgares levantados. Smokey, a quien no había visto antes, sería el encargado de darnos la salida. Me subí a mi R32 y me puse el casco. Podía oír a mi espalda el ronroneo del motor bóxer del Porsche. Solté un suspiro, y en ese momento una imagen de Laura apareció en mi cabeza. Su imagen parecía triste. En ese instante, el miedo parecía apoderarse de mí. El claxon del coche de Smokey hizo que saliese de mis pensamientos. El Kuroi Inazuma ya estaba a mi par. La batalla comenzaría en el momento en que entrásemos al carril de incorporación de la autopista. Cuando lo vi empecé a hundir el pie sobre el acelerador, subí una marcha y, de repente, me vi abrumado por el sonido de una válvula de descarga de turbo, el Kuroi Inazuma iba exactamente a mi par. De reojo podía ver a aquel piloto a mi derecha, ya que su coche conservaba el puesto de conducción a la izquierda. Seguí acelerando y subiendo marchas, pero despegarse de él parecía imposible. Tuve que esquivar a un par de camiones, cuando vi que aquel 935 estaba a mi estela. En el momento de esquivar a los camiones pude notar un defecto de mi R32, el eje trasero, en los cambios de apoyo a alta velocidad, parecía descolgarse un poco. Tenía aún reciente el accidente y para no perder el control levanté un poco el pie. Aquel Porsche detrás de mí me daba una sensación de desasosiego muy incómoda. Miraba al cuadro de mandos, iba a 300 km/h. Volví a hundir el pie sobre el acelerador, llegué incluso a abrir un pequeño hueco sobre Kuroi Inazuma, pero el sonido de su motor aún lo notaba muy cercano.
Llevábamos unos veinte minutos de batalla, faltaba poco para llegar a la cabina de peaje, estaba temiendo que mi rival preparase su ataque en el último tramo de batalla, pero lo único que vi por el retrovisor fue la matrícula de aquel Porsche que ahora parecía quedarse atrás. Llegué al área de servicio pactada, los periodistas me miraban asombrados. Debo decir que en aquella época, las revistas de coches preparados en Japón, seguían las batallas como si fuesen auténticos Grandes Premios. Me bajé del coche y los periodistas me rodearon. Kuroi Inazuma apareció detrás de mí.Se bajó del coche con cara de pocos amigos. Los miembros del Mid Night Club aparecieron poco después, se bajaron de sus coches y empezaron a aplaudirme. Me acerqué en ese momento a Kuroi Inazuma, que en ese momento debería sentirse como yo cuando perdí contra Hiro.
- Buena batalla, de las mejores.
- Gracias, has sido muy rápido. Es mi primera derrota. Toma, las llaves de mi coche. Acéptalas, por favor.
Él me estaba haciendo una reverencia mientras me alargaba las llaves de aquel espectacular Porsche.
- No es necesario. Sólo he defendido el honor del Mid Night Club. Sigue pilotando.
- No. Aprovecho esta derrota para dejar de ser un Hashiriya. No necesito este coche para nada.
Tomé las llaves de aquel Porsche. Un periodista de la Option se acercó a mi a preguntarme si podían hacer un reportaje de mi R32 en un circuito cerrado para probar su velocidad máxima. Acepté la propuesta. Me fijé como todo el mundo, mientras hablaba, se marchaba. Masao miraba con atención mi nuevo coche. Kuroi Inazuma aún seguía allí. Me libré de los periodistas y le hice un gesto de que se acercara. Vino con paso lento hacia mi. Masao levantó la cabeza y nos miró.
- Perdón -dijo-, ¿qué preparación lleva este coche?
- Es un chasis de 935 modificado. El frontal está basado en el del 935 "Baby" y la trasera es la del 935 sin modificar. El motor es de la última generación de 911 Turbo, aumentado de cubicaje y reforzado. Los turbos son TAG, proceden del McLaren de Fórmula 1 que pilotó Ayrton Senna.
Estábamos a finales de 1994, la muerte del astro brasileño estaba aún muy presente.
Dejé mi 935 en un aparcamiento cercano. Volví a casa y me metí en cama, con cuidado de no despertar a Laura. No fue suficiente, ella se despertó.
- Uhmm, ¿qué hora es?
- Las tres de la madrugada.
- ¿Dónde has estado?
- Con los chicos de la escudería. Mañana tengo que recoger un Porsche en un área de servicio, lo he comprado.
En ese momento ella se incorporó como accionada por un resorte.
- ¿Cómo que has comprado un Porsche? ¿Cómo?
- Pues estaba barato. Lo revenderé.
- Estás loco. A ver que haces con él.
- Por cierto, también vamos a ir con unos periodistas que quieren probar mi coche a un circuito, si quieres venir...
- Ya hablaremos mañana, me caigo de sueño.
Le dí un beso y me tumbé, esperando caer dormido lo antes posible.
A la mañana siguiente, tras desayunar, Laura fue la primera en preguntar por ese Porsche. Llamamos a un taxi que nos llevó hasta el aparcamiento dónde la noche anterior había dejado el coche. Lo que me sorprendió era que estaba intacto. Si un Porsche así lo dejasen aparcado en una gasolinera en España, es muy posible que apareciera vandalizado o que lo hubiesen robado.
Recuero que Laura al subirse tuvo un pequeño problema con la altura del coche y su vestido. Se subió completamente ruborizada.
- ¿Qué ha pasado?
- Que el vestido se me ha enganchado y se me ha visto todo.
- Supongo que llevarías bragas, no pasó nada.
Ella me dio un golpe en el brazo y refunfuño poniendo morritos. Parecía una adolescente enfadada.
Arranqué el coche, ella se asustó por el ruido de aquella bestia. Pude ver una pequeña placa dorada junto al contacto. ponía "Modified by RWB. Japan". Por aquel entonces, apenas había oído hablar de aquella empresa, pero por todo Japón, proliferaban los preparadores al mismo ritmo que las setas.
Mientras conducía aquel coche, me daba cuenta del retraso con el que entraba el turbo, pero cuando entraba, lo hacía de manera contundente.
Al llegar a casa, observamos el Porsche, a mí me parecía espectacular, pero quería conocer la opinión de Laura.
- ¿Qué te parece?
- No me gusta, me gustan más los Porsche normales.
- Entonces lo venderé, a mí tampoco me entusiasma.
- Aparte, cuando te den el coche nuevo, ¿dónde meterías éste?
- Tienes razón, lo venderé.
- ¿Cuánto puede valer?
- Si se vende a la persona adecuada, en yenes, el equivalente a unos veinte millones de pesetas. La preparación de este coche valió en su día un millón de dólares.
Pude ver una reacción de sorpresa en Laura. Su gesto era una afirmación de que quería que me deshiciese de aquél coche.
Unas semanas después volvía  a celebrarse otra batalla, yo no participé, por lo que aproveché para hablar con Masao.
- Masao, a tí te gustaban los Porsche, ¿no?
- Sí, ¿qué vas a hacer con el Kuroi Inazuma?
- Te lo vendo.
- Pídeme lo que sea.
Le pedí la cifra que había pensado y aceptó sin negociar. Concertamos la cita y me dio un fuerte apretón de manos. Aparecieron los periodistas de la Option también me dieron fecha para el día del reportaje. También irían Masao, Hiro y Kenji.
El día de la prueba,llegamos a un circuito oval, no recuerdo su nombre, pero es poco conocido fuera de Japón. Consistía en alcanzar la velocidad más alta. Era cerca de las navidades, aunque no nevaba hacía mucho frío y un viento que ofrecía resistencia al avance de los coches. Laura insistió en subir conmigo durante la prueba. Teníamos mucho tiempo disponible y la sensación de velocidad se veía mitigada dado el peralte y la exagerada anchura de la pista. Volví a notar esa escasez de adherencia del coche en la parte trasera. No quisieron darnos los datos, los publicarían para el número de febrero.
Cuando volvimos a casa, Laura se acercó a mí y me besó, le devolví el beso agarrándola con fuerza por la cintura. Ella tomó impulso y rodeó mi cintura con sus piernas. Subimos al dormitorio, donde ella se desnudó y me tumbó sobre la cama.
Las fiestas pasaron, llegó el nuevo año, Laura y yo dimos largos paseos por parques nevados y la esperanza de un embarazo volvió a desvanecerse mientras la sombra de la depresión volvía a aparecer. Laura volvía a recluirse en la habitación y a llorar abrazada a la almohada. Era desesperante la impotencia que sentía al no poder hacer nada para calmarla y consolarla.
A principios de enero, me entregaron mi flamante R33 GT-R, de color plata. Ese día Laura me acompañó a recogerlo. La alegría duró poco, Laura recaía una y otra vez en una espiral depresiva. Me pareció mucho más banal el hecho de que mis peores temores en el ámbito deportivo/profesional se confirmaran: un equipo del campeonato de GT se había inscrito con un par de McLaren F1 GTR. El reinado del GT-R se había terminado, lo tenía muy claro.
Lo único que sacó una sonrisa de mi boca fue el número de febrero de la revista Option, con mi R32 a su máxima velocidad.

lunes, 1 de diciembre de 2014

Capítulo 14: De vuelta en la Wangan.

Desperté en una habitación de hospital. Entre el personal médico me pareció oír gestos de alivio al ver que abría los ojos.
- ¿Se encuentra bien?
- Estoy algo mareado...
- ¿Sabe dónde está? ¿Recuerda lo que pasó?
- Creo que estoy en el hospital. Recuerdo que estaba probando un prototipo de Nissan y perdí el control.
- Parece que está bien. Avisaré a su esposa.
Aquella doctora salió con paso rápido de mi lado. Había una enfermera a mi lado, notaba mi cuerpo entumecido, quise estirar el brazo para llamarla, pero fue imposible, era como si lo tuviese dormido, notaba ese hormigueo, pero apenas podía moverlo unos centímetros. Ella se dio cuenta y se acercó a mí.
- ¿Necesita algo?
- Sí, tengo la boca seca. ¿Podría darme agua?
- Claro que sí.
Vino con un vaso de plástico y una pajita, bebí un poco. Volví a mover el brazo y pude agarrarme al antebrazo de la enfermera.
- Disculpe, ¿Es muy grave lo que tengo?
- La verdad es que estamos sorprendidos. Teniendo en cuenta la velocidad a la que chocó, nadie contaba con que sobreviviese. No tiene ninguna lesión grave, pero por precaución, deberá estar unos días en observación. Dentro de poco lo subiremos a planta, ya tiene una habitación para usted.
- Gracias.
Pasó muy poco tiempo hasta el momento de subirme a planta. No pude ver a Laura por ningún sitio. Antes de que hiciese pregunta alguna, un celador me dijo que ella estaba esperándome. Ya me encontraba bastante mejor, no estaba tan mareado y la sensación de entumecimiento iba desapareciendo. Al llegar a la habitación, Laura estaba dentro. Le hice un gesto con la mano y ella la agarró. Cuando me instalaron, al salir los celadores, Laura se abalanzó sobre la cama y me abrazó. Empezó a llorar.
- ¡Dios mío! Pensé que habías muerto. Cuando te sacaron del coche no reaccionabas. No me dejaron ir contigo en la ambulancia...
- No te preocupes, ahora estoy bien.
En ese momento alguien llamó a la puerta, Laura la abrió, era mi jefe.
- Buenos días, ¿cómo está?
- Bien.
- Me alegro. 
- ¿Se ha salvado el prototipo?
- No es momento de preocuparse por eso.
- Dígamelo, por favor.
- Los elementos mecánicos sí. La carrocería no. Sacaremos lo aprovechable para un despiece. La carrocería irá al desguace. No sé cómo podemos agradecerle este sacrificio.
- ¿Podría quedarme con el despiece? El motor no me interesa, pero sí la suspensión, caja de cambios, el eje de transmisión...
- Deja de pensar ya en coches -dijo Laura-.
- No te preocupes, eso me distrae...
El jefe sonrió antes de contestar.
- Claro que puede quedarse con él. Veo que su mujer tiene razón. Déjese cuidar por ella, ha pasado un muy mal trago. Tanto yo, como sus compañeros le deseamos una pronta recuperación.
- Gracias.
Hasta ese momento no había preocupado, pero no sabía qué hora era.
- Laura, ¿qué hora es?
- Las ocho de la mañana.
- ¿Has desayunado?
- No. He llamado al trabajo y a tus padres. Saben que estás bien. 
- Ve a tomar algo. Yo estaré bien. 
- No quiero dejarte solo.
- No te preocupes por mí. Anda. ve.
En ese momento llegó una enfermera y un médico para hacerme unas pruebas de reflejos, obligaron a Laura a salir. Cuando salieron, Laura entró apresurada a la habitación. La enfermera se dirigió a mí.
- ¿Qué quiere desayunar? ¿Café?
- Si pudiese traerme un café con una tostada le estaría muy agradecido.
- Faltaría más.
- Espere, ¿podría traerle uno a mi esposa? De lo contrario hoy no desayunará...
- Claro -dijo sonriente, la enfermera-. Volveré pronto.
Aquella enfermera tan amable dejó la habitación cerrando la puerta sin hacer ruido.
- ¿Para qué le dijiste nada a la enfermera?
- No quiero que pases hambre. Tienes cara de cansancio, por lo menos toma algo caliente para asentar el cuerpo.
- No te preocupes por mí.
- Laura, siempre lo haré.
Ella se echó a llorar de nuevo y se abrazó a mí.
- Dime que no me dejarás sola.
- Claro que no.
- He pasado tanto miedo.
- Me pondré bien, ya verás como pronto volveré a casa y volverá a reñirme por pasar tantas horas arreglando el coches.
- No, eso si que no. ¿No tienes miedo?
- No. Y he de superar lo del accidente. Soy capaz de controlar un coche a alta velocidad, perdí el control por un aquaplaning. Tengo que volver a hacerlo.
- No. ¡Por favor!
- No me pidas eso...
- Entonces, si vuelves a hacerlo, quiero ir contigo en el coche. Si nos pasa algo, que nos pase juntos.
- ¡Laura!
- No es una opción, ni estamos negociando. Si quieres volver a hacer esas cosas, tendré que ir yo.
- Vale, acepto.
En aquel momento, aunque no lo parezca, era totalmente consciente de la locura que acababa de cometer. Si algo salía mal, me llevaría conmigo a una inocente, a Laura.
La enfermera regresó con dos humeantes tazas de café y tostadas.
- Le ayudo a incorporarse -dijo-.
- Déjeme intentarlo.
- Perfecto, estaré a su lado para ayudarlo.
Me incorporé con esfuerzo. La enfermera se apresuró para colocar la almohada de manera que no molestase.
- Gracias, ¿cual es su nombre?
- Me llamo Ryoko. Encantada.
- Gracias por todo.
- De nada. Por cierto, me he cruzado con el doctor Yoshida. Ha dicho que ha visto a su esposa y preguntó si había pasado algo. Le dije que estaba aquí usted. Ha dicho que quiere venir a verle.
- Gracias Ryoko, muy amable.
- De nada. Buen provecho.
Desayunamos con calma. Laura se apuraba en ayudarme, aunque no era necesario. Estuvo mucho rato conmigo, hasta que logré convencerla para que fuese a casa a descansar un rato. Cuando ella se despedía de mí, desde la puerta pude oír su voz.
- Buenas tardes doctor Yoshida.
- Hola. ¿Está despierto?
- Sí. Pase, está deseando verle.
- Gracias.
Masao entró en la habitación. Me dio la mano, tomó la silla en la que se había sentado Laura y la acercó a mí cama.
- Me alegro de que estés bien. Ha sido un accidente muy serio. Hemos roto las normas del club,ahora ya sé cual es tu profesión, y tu también conoces la mía. No debemos desvelar nada.
- Tranquilo. No diré nada.
- Esto nunca se lo conté a nadie. Hace varios años yo también tuve un accidente en la Wangan.
- ¿Fue muy grave?
- Sí. Yo por aquel entonces tenía un 930 muy preparado. Tenía un amigo que llevaba un Z como el azul que llevaba antes Kenji. En una batalla, él perdió el control, no pude esquivarlo y choqué contra él.
Noté que la siempre tranquila voz de Masao y su aparente seriedad se rompían. Estaba visiblemente emocionado.
- Todo eso ocurrió antes de que entrase en el Mid Night Club. Nunca lo he superado.
- Fue un accidente. No fue culpa tuya.
- Lo sé. Pero eso no lo devolverá a la vida. Sé que tenía una hermana pequeña. El día de su entierro, aquella niña de cinco años, se acercó a mí e intentó pegarme. Gritó que yo había matado a su hermano, desgraciadamente tenía razón.
- Tuvo que ser muy duro.
- Sí, pero lo mejor para superarlo es volver a la Wangan. Tengo que dejarte, mis pacientes me reclaman. Mejórate.
Al oír las palabras de Masao, mis ganas de volver a tomar los mandos de mi R32 aumentaban exponencialmente. Pasé una semana en aquel hospital, bajo los atentos cuidados de Laura, la persona que mas sufrió mi estancia. El disgusto le valió perder peso innecesariamente y unas ojeras considerables. Mi vuelta a casa supuso tranquilidad y algo de descanso para la pobre Laura. Mi vecino también vino a verme. Todos, incluido yo, nos sorprendíamos al ver que tras semejante accidente salí ileso.
Unos días después, Nismo me envió el despiece del prototipo, salvo el motor. Lo primero que instalé fue la caja de cambios, el resto (suspensión, frenos...) lo dejé con la idea de instalarlo más adelante. Aquella caja de cambios secuencial tenía seis velocidades y soportaba potencias cercanas a los mil caballos. Además, era algo más ligera que la de serie. Por último, me hice con un indicador digital que incluía una luz que se encendía para indicar que era el momento ideal para cambiar de marcha y una pequeña pantalla que mostraba el número con la marcha engranda. El cuadro de mandos digital que había instalado también mostraba la marcha engranada, pero era más difícil de ver. El día que acabé de instalar todo, Laura apareció en el garaje.
- ¿Ya le has montado todas las piezas?
- No todas. Algunas las pondré más adelante.
- ¿Cuándo vas a probarlo?
- Seguramente hoy a la noche.
- ¿En la misma ruta del accidente?
- Sí.
- Voy contigo.
- No me pidas eso, Laura. Por favor.
- Quiero ir. Si pasa algo malo, que nos pase a los dos juntos.
La miré y parecía nerviosa, se acercó a mí y me abrazó. Me miraba a los ojos.
- Tuve tanto miedo. Te necesito más que nunca. No vuelvas a dejarme sola nunca más.
- Te lo prometo. Si para tí es tan importante venir conmigo, ven.
Al llegar la madrugada, salí a probar la nueva caja de cambios, le dí un protector de oídos a Laura. Mi corazón se disparó al encender el motor.


Puse rumbo a la ruta Daiba, empecé a acelerar, esquivaba a los coches y camiones que se metían en mi camino. Laura comenzó a chillar.
- ¡Dios mío! Frena, ¡nos mataremos!
Al llegar a la altura del Rainbow Bridge, hundí el pie en el acelerador. Al acercarme al punto donde perdí el control del prototipo grité un Tora! Tora! Tora! mientras aceleraba sin piedad. Pude ver como los guardarraíles habían sido cambiado donde el prototipo había chocado. Acabamos en un área de servicio. Laura temblaba, nerviosa. La abracé e intenté tranquilizarla.
- No entiendo qué ves de bonito en esto.
- Laura, tenía que hacer esto.
- ¿La caja de cambios ha funcionado bien?
- Perfectamente.
- Hace una noche preciosa, el cielo está despejado. Aunque tengo frío. ¿Nos vamos?
- Espera un momento, Laura. No sé por que, esto me recuerda a la noche en que nos conocimos.
- Puede ser, pero no hacía tanto frío. Vámonos, me estoy helando.
- Perdona, vamos.
Al regresar, nos metimos en cama. Laura durmió toda la noche abrazada a mí. Cuando llegó el fin de semana, el viernes, pude ver que se había programado una nueva batalla. Cuando llegué al punto de reunión, Kenji y Toshi habían llegado antes. Tras de mí aparecieron Hiro, Masao y Kazuma.
- ¡Qué bueno verte de vuelta Devil! -dijo Kenji-.
- Es cierto -dijo Toshi- ¿Estás recuperado?
- Sí, al cien por cien. Hoy quiero correr en la batalla.
En ese momento apareció el que sería mi rival. Mi sorpresa fue grande. Mi regreso no podía haber sido en un momento mejor.