lunes, 17 de noviembre de 2014

Capítulo 12: Doble vida.

Siempre que tenía batalla, acostumbraba a doblar los retrovisores, buscando un poco más de eficacia aerodinámica, así que sólo podía ver a aquel NSX patrulla por el espejo interior. Cuando me deshice de él, salía otro coche patrulla, en este caso un R32, por uno de los carriles de incorporación. Me asusté un poco, pero pronto comprobé que se quedaba atrás. Me había olvidado de la famosa ley de los 160 km/h.
Lo bueno de la Wangan es que tiene muchos túneles, algunos de ellos con ramificaciones interiores. Cuando llegué a uno de ellos, tomé una salida, sabía perfectamente dónde estaba, tendría que dar un pequeño rodeo para llegar a casa, pero estaba bastante cerca. Cuando llegué abrí con rapidez el garaje y guardé el coche, pude observar que Kazuma estaba llegando con su RX-7 a casa. Nos hicimos un gesto y miré hacia la ventana del dormitorio. Pude ver luz, Laura estaba separando las cortinas. Entre en casa. Laura estaba bajando las escaleras. Había puesto un albornoz sobre su camisón. Al verle la cara supe que me iban a someter a un interrogatorio digno de una película de espías.
- ¡A menudas horas llegas! ¿Dónde te habías metido? ¿No habrás bebido?
- No chilles, por favor.
- Los vecinos ya han debido de despertarse con el ruido de tu coche y el del vecino. ¿Has ido de bares con él?
Ella se acercó y me olió el aliento. De pronto se puso tensa y pude ver aflorar una pequeña lágrima en sus ojos.
- ¿Hay otra mujer? Es que lo sabía...
- ¡Pero cómo voy a estar con otra! ¿Tú estás loca o que te pasa?
Tan pronto como acabe de decir aquella frase, me di cuenta de lo desafortunada que era. La reacción de Laura fue darme una bofetada.
- ¡Pues hoy duermes en el sofá! O si eso vete a ver a dormir a casa de esa puta, a mi me da igual.
Ella se fue corriendo escaleras arriba, intenté seguirla hasta el dormitorio, pero ella cerró la puerta desde dentro. Tal como estaba la situación, bajé al salón y me tumbé en el sofá. A pesar de la tensión, me dormí enseguida. Al despertarme pensé que aquel sábado sería un infierno, quizás el fin de mi matrimonio. Lo que no había visto era que estaba tapado con una manta que yo no recordaba haber cogido.
Tan pronto como me levanté, Laura hizo acto de presencia.
- Buenos días -dijo ella, seria-.
- Buenas, me voy a la ducha.
- Espera, por favor, quiero hablar contigo.
- Tú mandas...
- Ayer me porté como una estúpida, lo siento.
- No, el culpable fui yo, aquel comentario fue muy desafortunado.
- Yo estaba muy nerviosa... No me dijiste a dónde ibas...
- Fui a una reunión de la escudería de la que soy socio, siempre quedamos los viernes a medianoche. Kazuma coincidió que también llegaba.
- ¿Cómo se llama tu escudería? ¿Mid Night Club?
En ese momento asentí, pero empecé a notar gotas de sudor frío recorriendo mi cuerpo.
- Perdona que ayer te pegase, no sé por que pensé que estabas con otra. Por cierto, me gustaría ir un día de estos al ginecólogo. Debería haber tenido el período estos días y tengo un retraso de varias semanas. Tengo miedo a que todo sea psicológico...
- No te preocupes, si estás más segura, el lunes pedimos cita.
- Vale.
Ella, al contestar, no pudo evitar poner una mirada nerviosa.
Unos días después acabamos en la consulta de Masao, el doctor Yoshida. Tras explorar a Laura, sus esperanzas de un embarazo se esfumaron. Masao llamó a la consulta de la doctora Temashita, que pudo atender a Laura ese mismo día. Mientras Laura estaba dentro de la consulta, Masao estuvo hablando conmigo.
- Creo que la próxima batalla será dentro de mucho tiempo.
- Sí, yo también. ¿Cómo ves a Laura?
- Bien, es una mujer fértil, sólo que hoy no ha sido el día en que pueda decirle que será madre. Espero que no sea muy duro. Lo siento, pero tengo que dejarte. Hasta otra, Devil.
- Hasta luego.
Al cabo de un buen rato, Laura salió de la consulta cabizbaja.
- ¿Qué tal te ha ido?
- La doctora ha dicho que no tengo un embarazo psicológico.
- Bien, ¿no?
- Sí... supongo.
- Tranquila, el doctor Yoshida me ha dicho que estás perfectamente y que podrás ser madre.
- Entonces, ¿por qué no me quedo embarazada?
En ese momento empezó a llorar. Me abracé a ella intentando consolarla.
- Laura, a lo mejor el problema soy yo.
- ¿Cómo?
- Es posible que yo sea estéril. Ahora pediré cita para unos análisis y así saldremos de dudas.
- Aún eres muy joven...
- Da igual, ¿y si no tengo ningún problema y tú no te has quedado embarazada por casualidad? Mis madre no me tuvo a mí hasta varios años después de casada, ninguno tenía problemas de fertilidad. Lo importante es que tu estés bien.
Ella sonrió ligeramente. Al bajar a recepción pedí cita para hacerme un test de fertilidad. Para mi sorpresa una enfermera me dijo que podía hacerla ya mismo si quería, a lo que accedí. Nos condujeron a primer sótano, la planta donde estaban las donaciones de semen y óvulos. La enfermera me abrió una puerta que daba a una pequeña habitación sin ventanas y en la que había una estantería y un televisor.
- Señor, si lo desea, tiene ahí unas revistas y vídeos para estimularse...
- No es necesario, toda la estimulación que necesito la tengo en ella -dije señalando a Laura-. Soy hombre de una sola mujer.
La enfermera cerró la puerta sonriendo.
- ¡Pero bueno! Yo no pienso ayudarte a... bueno... ¡eso!
- Vale, entonces cogeré una revista de estas...
- Toca una revista y te parto las manos.
- Era broma. Déjame un momento tranquilo.
Salimos a entregar la muestra. Nos dijeron que en unos quince días tendríamos los resultados.
Esto sucedía a mediados de 1994, en breve sería el cumpleaños de Laura. Al fin de semana siguiente a la consulta en el hospital, ambos fuimos en tren hasta el área comercial de Tokyo. Pasamos por el célebre paso de peatones de Shibuya y acabamos entrando en un centro comercial del que ya había hablado, uno que tenía en la azotea un parque de atracciones.
En esa época cualquier centro comercial japonés estaba años luz por delante de los españoles. Ni siquiera se presagiaba el éxito que posteriormente tendría alguna cadena española en Japón.
Aquella visita me suponía una ventaja, conocer que artículos le gustaría tener y regalárselos. Recuerdo que se probó un montón de vestidos y ropa, pero lo que de verdad le fascinó fueron unos zapatos de tacón. Por aquel entonces los tacones no alcanzaban las vertiginosas alturas que tienen hoy.


- ¡Dios mío! ¡Qué bonitos son!
- Y altos. ¿Por qué llevan la suela pintada de rojo? ¿Ahora Ferrari también hace zapatos?
- ¡Qué bruto eres! Son unos Louboutin, siempre llevan las suelas rojas... ¡Ay! Si no fueran tan caros...
Miré el precio, casi me desmayo al verlo. Con el dinero de aquellos tacones se podrían comprar varios pares de mis zapatillas favoritas, las Adidas de toda la vida o un buen escape inoxidable para mi R32. Aún así, pensé que Laura se merecía un pequeño premio después de tanto sufrimiento.
Días después tuve una reunión en Nismo. Aquel día probaríamos el primer prototipo del motor del R33 del campeonato de GTs. Sabíamos que los test del R33 se habían realizado con cierto éxito. El lanzamiento del R33 de calle sería para enero de 1995, así que a mediados de 1994 se estaban haciendo los últimos test de ajuste para corregir cosas como los tarados de suspensión y traspasarlos a la producción en serie.
Cuando llegué a la zona del banco de potencia la tensión que se palpaba en el ambiente podría cortarse con un cuchillo. Unos mecánicos estaban instalando el motor en el banco, nos hicieron un gesto con la cabeza para indicarnos que ya estaba listo. El jefe abrió las llaves de paso de la gasolina y de electricidad. Se hizo un fuerte ruido y el motor comenzó a girar. Hacía un ruido como el de un aullido, subía de revoluciones de una manera espectacular. No podía separar la mirada de la pantalla del ordenador. El primer test se había completado con éxito, más de quinientos caballos.
- Enhorabuena -dijo el jefe haciendo una reverencia-. Buen trabajo.
- Gracias -dijimos todos al unísono respondiendo con otra reverencia-.
- Estamos deseando probar ya el coche terminado, el problema es que los aerodinamistas aún no han terminado de diseñar ciertas partes. Tan pronto como esté terminado haremos un test completo. ¿Con qué potencia acabaremos?
- Señor -dije-, el sistema de transmisión nos hará perder algo de potencia. El soplido de los turbos estaba al máximo, así que en configuración de competición rondaremos los cuatrocientos caballos.
- Entendido, esperemos revalidar título.
En ese momento no contesté muy convencido, la noticia de que un McLaren F1 GTR iba llegar a Japón sobrevolaba mi cabeza y la amenaza era muy seria. Por mucho que fuese un coche derivado de uno de calle, la base de partida ya estaba orientada a las carreras. El R33 nacía derivado de un coche de calle, desgraciadamente, poco se podía hacer contra él. Nismo desoyó mi consejo de crear un prototipo de motor central, aprovechando la reglamentación que permitió el nacimiento del F1 GTR.
Todo era júbilo a mi alrededor, mientras tanto, yo sabía que aquel GT-R no había nacido para ganar. Me creía que el fin del reinado de Godzilla en los circuitos había terminado.
Ese mismo día, cuando salí de trabajar, apuré mis pasos y me metí en el centro comercial al que solía ir con Laura. Me acerqué a la sección de zapatería y compré esos zapatos que tanto le gustaban. En ese instante, mi jefe me llamó al móvil. Me confirmaba que mis vacaciones serían muy largas, debido a que el año anterior no las tomé. Podríamos volver a España en agosto, me reincorporaría al trabajo en enero.
Cuando llegué a casa, vi que todas las luces estaban apagadas. Guardé la caja de los zapatos dentro del R32, el único sitio en el que Laura no miraría.
Llegó el día de su cumpleaños, nunca olvidaré la cara de alegría que puso al verlos.
- Me los has comprado, gracias.
- Te los mereces.
- Gracias, eres el mejor.
En ese momento, con ella entre mis brazos, hizo que me sintiese especialmente repugnante, parecía que con esos zapatos estaba comprando un pasaporte que me permitía seguir ocultándole mi vida secreta como uno de los Hashiriya más temibles de Japón.
Cuando llegó la época de las vacaciones, recibí algunas llamadas desde Japón. A la vuelta de mis estancia en España, probarían el primer prototipo del R33 JGTC y yo debía estar presente. IHI estaba muy contenta con mi trabajo.
Tengo que reconocer que durante mi estancia en España, Hiro y su maldito R32 estuvieron muy, pero que muy presentes en mi cabeza. Era una pesadilla cuyo final no parecía vislumbrarse.

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