martes, 17 de febrero de 2015

Capítulo 19: Shogun -II parte-.

Ya tenía a aquel maldito Ferrari en la mira, adelantarlo parecía imposible. La decisión estaba tomada, la salida hacia Yokohama estaba perfectamente iluminada. Sería una locura, pero peligroso no me parecía, si apagaba las luces de mi R32, me vería con menos claridad, pero el alumbrado público le permitiría verme. Apagué las luces justo al entrar en la salida hacia Yokohama, me cerré al trazar la curva, adelantando por el interior, pude ver como el conductor del Ferrari, al verme a través de su ventanilla, se sorprendía, aprovechando yo esos segundos de sorpresa para pisar el acelerador a tope y ponerme en cabeza.
Poco después de aquella salida vi aparcados los coche de Hiro y Kenji, al verme empezaron a hacer gestos, como los que harían los espectadores de un rallye. Por el retrovisor vi como subían a sus coches, las luces de mi rival no podía verlas,supongo que se asustó al ver mi adelantamiento. Ahora, pasado el tiempo, la experiencia me dice que fue una maniobra suicida.
Al llegar al punto declarado como meta, algunos de mis compañeros me recibieron como a un héroe. Kenji se bajó de su coche corriendo y se acercó a mí gritando.
- ¡Lo has conseguido Devil!
- Sí, ha sido difícil.
- Ese tío era uno de los más rápidos, es de una banda muy importante de un barrio de ricos de Tokyo.
- Te creo, ese Ferrari es único.
Fueron llegando los que faltaban, mi rival se bajó del coche, se despidió y se marchó. Mis compañeros me rodearon, el primero en romper el silencio fue Masao.
- Increíble, ¡menudo adelantamiento! Devil, pagó las luces de su coche y lo adelanto al entrar en el desvío que viene hacia aquí. Menos mal que había farolas, de lo contrario, habría que expulsarte del club.
- Lo sé, perdón.
- Fue un adelantamiento limpio.
- Por cierto -dijo Masao-, hablando de comportamientos suicidas, Junichi, acércate.
Aquel chico se acercó, era un novato.
- Junichi, en el recorrido hasta aquí te has comportado como un demente, la batalla no iba contigo, casi te estrellas contra mí y contra aquel camión.
- Lo siento.
- Has violado las normas. Estás expulsado.
- Perdón. Hasta siempre.
Así acabó la trayectoria de un novato más. Puedo asegurar que los novatos que aprobaban su año de noviciado rondaría el 10%.
Tras esa despedida, me dieron la bienvenida como Shogun delclub, lo que me permitía organizar batallas y ser miembro de la élite del club.
Así, con batallas como éstas fue pasando el año. Laura y yo celebramos el fin de año a la manera japonesa, oyendo las 108 campanadas y recibiendo el año nuevo viendo el amanecer desde un bonito acantilado. Recuerdo estar abrazado a Laura, ella se giró, pude ver sus ojos brillantes a la luz de la luna. Ella no dejaba de sonreír.
- ¿Tienes frío?
- No, estoy perfecta. ¿Sabes? Estaba recordando la noche en la que te declaraste. Era tan bonita como ésta, con el cielo despejado...
Era cierto, recuerdo aquella noche como si fuese ayer. Habíamos ido a cenar a Coruña, una ciudad que, como gallegos, echábamos de menos en aquella tierra tan lejana que era Japón. Aquella ciudad nos acogió como estudiantes, aquella noche sería nuestra despedida. Acabamos dando un largo paseo hasta el Castillo de Santa Cruz. Laura se detuvo en la pasarela de acceso y dirigió su mirada hacia el mar.

- Me encanta el mar. Es inmenso.
- Hay otra cosa inmensa que me encanta, tus ojos.
Ella se giró y sonrió.
- ¡Oooh! ¡Qué bonito! Muy romántico...
- Laura, quiero decirte una cosa.
- Dime.
- Te parecerá una locura, pero... ¿quieres casarte conmigo?
Ella me miró sonriendo, yo estaba arrodillado y ella me miraba con una mezcla de emoción y ternura.
- Sí, sí y mil veces sí.
Me levanté y nos fundimos en un beso. Desde aquella noche, Laura era mi vida, lo era todo para mí. Y puedo asegurar que cada mentira que le conté para ir a las batallas del Mid Night Club fue para mí como un puñal que me atrasaba el pecho.
Tras recordar aquel momento, ella me preguntó por mi futuro.
- Ahora, ¿cómo irá tu trabajo?
- Igual, antes trabajaba de enlace entre IHI y Nismo, pero ahora soy empleado de Nismo. Han llegado un acuerdo con IHI y me han "traspasado". Además, ahora trabajaré más liberado y ganando un poco más.
1996 lo pasé desarrollando el R33 LM de aquella temporada y el nuevo prototipo GT1, el futuro R390, cuyo chasis se desarrollaría en Reino Unido y su motor lo diseñaríamos partiendo del V8 del R91. En lo que a batallas se refiere, acabé instalando los turbos del R390 en mi R32, junto con otroas mejoras, como los intercoolers, alcanzando los mil caballos de potencia al freno, siendo mi R32 una de las bestias más rápidas de todo Japón.
En 1996 también se creó un R33 LM de calle, un vehículo único que tuve la suerte de poder probarlo durante un in de semana a principios de verano. El viernes que me lo prestaban, Laura vino a recogerme al trabajo. Llamó a mi despacho y abrió la puerta sonriendo.
- ¡Hola amor! ¿Te queda mucho?
- No, voy ahora. Hoy no vamos en tren a casa, me dejan un coche.
- ¿Un prototipo?
- Casi, un coche de carreras con matrícula, sólo harán este.
- Suena chulo.
Ambos salimos de mi despacho, cogidos de las manos. Entramos en el ascensor y bajamos hacia el sótano. Allí estaba esperando el coche, gris, ancho, imponente, aparcado al lado del modelo de carreras de Le Mans.

- ¡Es igualito que el de carreras! -dijo Laura-.
- Sí, ¿te gusta?
- Bueno... es un poco cantón, ¿no?
- Sí, tienes razón -dije riendo-.
Nos subimos al coche, lo encendí y salí del edificio de Nismo con cuidado, era un coche único, si lo dañaba, en Nismo pondrían precio a mi cabeza.
- ¡Vaya! Hasta tiene radio -dijo Laura-.
- Sí, lo han equipado como si fuera el R33 de calle.
En aquel momento estábamos entrando en la autopista, conecté la radio y me propuse saber de qué era capaz aquel coche.

Sus reacciones eran increíbles, era muy rápido, Laura se aferraba al asiento, de vez en cuando chillaba, sobre todo si rebasaba algún camión. Decidí levantar el pie y tomar la salida a un área de servicio. Cuando aparqué, la miré, ella estaba tomando todo el aire que podía.
- No... no sé que le ves de divertido a esto.
- Yo tampoco, pero me gusta.
- Tu y los coches... ¡Ah! No me acordé de decírtelo, Paula va a venir a vernos.
- ¿Cuándo?
- En Agosto, vendrá por quince días.
El tiempo pasó rápido, demasiado para mi gusto. Paula estuvo con nosotros, fui a muchas batallas, las gané todas. Nismo me hizo trabajar en una nueva versión de calle del R33, la 400R y en 1997, el R390 debutó, sin mucho éxito. 1997 no supuso mucho cambio, Mi R32 seguía siendo imbatible, la policía detuvo a varios novatos y en el Mid Night Club empezamos a sentir que la policía nos seguía muy de cerca. También destrozamos el coche de algún "fantasma" que aseguraba ser del Club y no lo era. Recuerdo que hasta llegamos a quemar un NSX.
Así entramos en 1998, yo seguía enamorado de Laura, mi R32 seguía siendo imbatible y en más de una ocasión coincidí con una chica que había visto en una discoteca, la vi conduciendo su coche, un Supra negro.
Pero empecé a sentir algo en mi interior, un viejo rencor bushi -guerrero en japonés, lo que los extranjeros llamamos samurai-. Un viernes organicé una batalla. Mis compañeros llegaron, el primero de todo fue Hiro.
- ¡Hola Devil!
- Muy buenas Hiro.
- ¿Contra quien es la batalla de hoy?
- Llevo mucho tiempo pensando en esto, estoy ya preparado, ¿tú y yo?
- Vale -dijo sonriendo-.
- El ganador será aquel que sea capaz de desaparecer de la vista de su perseguidor. Si no nos logramos separar lo suficiente, vamos al mejor de tres.
Decidimos que la batalla empezaría en una recta que había antes de una larga curva, a partir de ella la batalla comenzaría. Al llegar a ella, íbamos a unos 120 por hora, cuando Toshi, accionó el claxon de su Z. En ese momento, mi pulso se aceleró, casi al mismo ritmo que subía de vueltas mi motor. Debo confesar que la ansiedad de la máxima velocidad, se manifestó antes de tiempo.

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